El segundo día de febrero se celebra en nuestro pueblo la Festividad de la Candelaria, era entonces cuando se quemaban los tomillos en la mágica noche que transcurría entre los días 1 y 2 de cada año. En la actualidad se viene celebrando el fin de semana más próximo a la fecha del día 2. Antes, cuando comenzaba el colegio a mediados de septiembre, se iniciaban los preparativos para formar los grupos de amigos y organizar las candelas de cada una de las calles. Una de las tareas encomendadas en exclusiva a las muchachas era confeccionar un muñeco relleno de sal y vestido de papel, que se sería quemado en la candela meciéndolo con un cuerda y que previamente se exponía al público unos días antes, en un balcón. Llegado el Día de la Candelaria, que solía ser un día mágico para los vecinos del pueblo, sobre todo para los más jóvenes, a media tarde se colocaban con delicadeza y ritual todos los haces de tomillos en medio de la calle. Con la llegada de la oscuridad y la noche, se encendían las candelas, se quemaba la muñeca o muñeco, que significaba la purificación de los malos espíritus, la quema de todo lo malo de la vida, era entonces el momento más estimulante cuando todos se ponían a danzar con júbilo al corro alrededor del gran fuego. Entre juegos, cantes y bailes, cada grupo recorría las restantes candelas del pueblo.